3 de marzo de 2018

EL TUNEL



ARGUMENTO   

Juan Pablo Castel es un pintor recluido en prisión por el asesinato de María Iribarne. Durante su encierro rememora la cadena de acontecimientos que le llevaron a perder el control, a convertirse en un hombre con el interior oscuro, un hombre poseído por una insalvable soledad, la de la ausencia de la mujer amada hasta el límite, la del engaño que ha convertido su corazón en un pedazo duro y frío de hielo y ha colocado entre sus manos el cuchillo que pone fin al sufrimiento.

COMENTARIO

No me suelen gustar los libros que tratan sobre psicología o, para entenderlo mejor, aquellos que profundizan en grado sumo en la mente del ser humano. Y digo esto para poderme justificar en mi nota de este libro puesto que la mayoría de los lectores le otorga mejor premio.

Es un libro que te deja muy mal "cuerpo". Castel, personaje principal, es un tipejo despreciable, odioso. Un obseso, un déspota, un enfermo mental. Sabato recrea magistralmente la obsesión irracional. Esa locura que no es entendible para la mayor parte de los seres humanos que nos consideramos cuerdos.


Mientras leía el libro pensé lo difícil que tiene que resultar describir las emociones irracionales de este tipo de personajes. Cuando lo terminé, repasé en la redes la biografía de Sabato y entonces lo entendí todo mejor. El autor nos estaba relatando y describiendo su propia amargura, si bien desconozco si ésta estaba fundamentada por amoríos o era de otro tipo. Durante la escritura de El Tunel sufríó el tercer episodio de depresión de su vida. Llegó a tal desesperación que estuvo a punto, como él mismo manifestó, del suicidio. 

Castel fue un asesino pero perfectamente pudo haber sido un suicida. Todos los días nos desayunamos con algún asesinato de género en el que la locura ha ganado a la razón y a la bondad. Lo que desconocemos, porque la prensa lo oculta, son los casos de suicidios que se dan por las mismas razones, y que presiento son muchos más que los asesinatos. 

A pesar de ese desasosiego que me creó la novela, reconozco los méritos del autor que consiguió que llegará a odiar al despreciable Castel. Y eso lo consigue, además de por lo expuesto, gracias a su prosa de indiscutible calidad. En muchas ocasiones he leído libros sobre personajes despreciables que a puro de leer y pasar horas con ellos, al final siempre encuentras alguna empatía, algún motivo que te incita a quererlo aunque sea en parte. Con Castel esto no ocurre, o al menos a mi no me ha pasado. Y esto lo pongo en el haber del autor.

¿CUÁNDO Y DÓNDE?

Sitúa la obra en varios escenarios de Argentina en la época de su publicación.



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