24 de enero de 2019

LAS ALMAS MUERTAS



ARGUMENTO   

Creador junto con Aleksandr Pushkin de la gran prosa rusa del siglo XIX que habría de prolongarse en Dostoyevski, Tolstoi y Chéjov, Nikolai Gógol plasmó en «Almas muertas» la misma visión ácida y satírica de Rusia que impregna sus Historias de San Petersburgo, entre las que se cuentan relatos tan célebres como «La nariz» y «El abrigo». La publicación en 1842 de la presente novela, que alcanzó notable repercusión y levantó algún revuelo, le valió gran fama y consolidó su reputación de gran narrador. Su protagonista, Chíchikov, pergeña el plan de comprar “almas muertas” –esto es, la propiedad de siervos fallecidos– para así poder pedir un crédito al Estado, con esta propiedad como aval, antes del siguiente censo. El relato de sus andanzas por la Rusia rural, así como de su resultado, es una de las cimas de la literatura de este país, en la que se puede apreciar el talento de Gogol no sólo para la sátira, sino también para la descripción de inolvidables caracteres.

COMENTARIO

Antes de entrar en harina hay que explicar que la edición que he leído es la de Nórdica Libros con unas extraordinarias ilustraciones de Alberto Gamón. Esta edición consta del primer libro que Gógol publico de Almas muertas y el segundo, que no está íntegro porque el autor lo quemó en parte antes de ser editado. Almas muertas pretendía ser una trilogía que no se concluyó, al parecer, por problemas psíquicos del autor. ¡Lástima! porque de haberse podido terminar no sería extraño estar hablando de uno de los mejores clásicos de la historia, al nivel de Don Quijote de la Mancha.

En Almas muertas el autor nos describe la sociedad rusa, fundamentalmente rural, de mediados del siglo XIX. Una sociedad donde hay una corrupción en todos los estratos de la administración, donde se cuenta un hecho curioso y relevante en nuestra historia, que es que los trabajadores rurales, almas, son bienes muebles y como tales son susceptibles de compra, venta e incluso se pueden hipotecar para obtener financiación. 

Gógol es un maestro de las descripciones. Describe con una maestría extraordinaria el aspecto de las personas, los paisajes, casas, pueblos, etc., de tal forma que el lector es capaz de ponerse en situación al momento. Se dice que Almas muertas tiene ciertas similitudes con Don Quijote de la Mancha y es cierto. Ambos libros son un "viaje" de los protagonistas junto con sus siervos y sus caballerías como medio de transporte. En ambos suceden un montón de cuentos que están enlazados unos con otros,  y en ambos la ironía, picaresca y el buen humor están presentes en todo momento. 

A lo largo de la obra el autor recurre a un estilo literario que me ha parecido sorprendente. Éste consiste en que en determinados momentos el autor entable conversación directamente con el lector, como por ejemplo para indicarle que no hay que hablar muy fuerte no sea que vaya a escucharlo Chíchikov, personaje principal, o como en otro momento donde le indica al lector que deben dejar la conversación puesto que Chíchikov se ha despertado.

La nota que le he puesto no es mejor, a pesar de los agradables ratos que he pasado con su lectura, por dos motivos; el primero lo he explicado en parte en el inicio de este comentario. El libro está inconcluso, le falta un final adecuado, se desconoce el destino que Chíchikov le da a las almas muertas, por lo que me dejó un sabor agridulce. Las circunstancias fueron las que fueron, pero a la hora de juzgar la obra hay que tener en cuenta este hecho que no es baladí. En segundo lugar su lectura me entusiasmo en diversas partes, sin embargo tiene una parte central que me aburrió al igual que me pasó, en su día, con la lectura de Don Quijote de la Mancha.




¿CUÁNDO Y DÓNDE?

Mediados del siglo XIX en la Rusia rural.


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