ARGUMENTO
Darás, lector, en estas páginas con la devastada posguerra rural española, representada en Crespol, un pueblo de las sierras turolenses. Eufónico Crespol, protagonista de El fragor del agua: siete retratos de lento e injusto acabamiento de sus gentes, sus masadas y su cultura. No hallarás en otra parte elegía mejor de tanta ruina inexorable, los años finales de un modo de vida mantenido durante generaciones con una obstinación épica.
COMENTARIO
Entre los libros sobre asuntos de etnografía, género que me
encanta, recuerdo con placer: El Camino de Miguel Delibes, La lluvia amarilla
de Julio Llamazares y José un hombre de los Pirineos de Severino Pallaruelo. El
género está de moda desde que Sergio del Molino publicara en el 2016 el “pelotazo”
de La España vacía, nombre que se ha hecho popular para designar a la España
interior despoblada.
Todo este prolegómeno sirve para poder hablar sobre el El fragor del agua de José Ramón Giménez Corbatón (el hombre de los acentos en
el nombre). Es decir, un libro que habla sobre la España interior,
concretamente de la comarca del Maestrazgo turolense, principalmente durante los años de la
posguerra. Una zona que durante las décadas de los
50 y 60 sufrió una de las despoblaciones más severas que ha habido en nuestro
país. Una comarca dura, con terrenos abruptos, mal comunicada, clima muy frío, altitud considerable, y con unos
suelos no muy fértiles. Condicionantes, todos ellos, para que pasará lo que
pasó. Que poco a poco sus pobladores fueron emigrando hacia poblaciones urbanas
con más futuro, Valencia, Barcelona y Zaragoza principalmente. Esta zona en la
actualidad está ubicada en lo que algunos denominan Serranía Celtibérica cuya
densidad poblacional es comparable a la de Laponia.
El fragor del agua son 7 relatos individuales pero que a la
vez tienen cierta relación entre unos y otros. El autor ha querido ubicar todos
ellos en la misma zona y en algunos casos se entrecruzan los personajes y los
hechos, lo que hace más ameno y divertida su lectura. En ellos nos cuenta la
dureza de la vida de sus moradores, nos describe la vida de los masoveros en
las masías, nos habla de los maquis, de
las labores agrícolas, de la persecución y el dominio de la Guardia Civil en
esa posguerra en blanco y negro, del suicidio al que acuden alguna de sus
gentes para acabar con la “mala vida”, y más.
El libro me lo proporcionaron en un club de lectura al que
asisto desde hace varios años y, a pesar de no tener referencias del libro ni
del autor, tengo que decir que su lectura ha sido un auténtico placer.
Seguramente no soy todo lo ecuánime que debería porque el tema, como dije
anteriormente, me apasiona y eso que los relatos cortos no suelen ser del todo
de mi agrado. Bien pensado, después de leer este libro y otro reciente que leí
de Chaves Nogales A sangre y fuego, voy a tener que cambiar de opinión en lo
que a relatos cortos se refiere.
¿CUÁNDO Y DÓNDE?
Principalmente en las décadas 40 y 50, después de la posguerra. Todos los relatos están ubicados en la comarca del Maestrazgo turolense.
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